Vicente Fernández
Vicente Fernández Gómez nació el 17 de febrero de 1940 en la localidad mexicana de Huentitán el Alto, en tierras de Jalisco. Su familia era de clase humilde y desde muy niño se vio obligado a trabajar en diferentes oficios para ganar algo de dinero y poder sobrevivir dignamente. Nada en sus orígenes ni ancestros hacia presagiar que con los años se le conocería como El charro de Huentitán y recibiría de sus admiradores calificativos tan elogiosos como El rey de la canción ranchera.
El pequeño Chente, como era familiarmente llamado entonces, tenía sin embargo ideas claras: su ídolo era el también cantante de rancheras y actor Pedro Infante, cuyas películas devoraba en el cine. Quería ser como él, y a los ocho años comenzó a rasguear la guitarra y a cantar las rancheras que oía en la radio. Los inicios no fueron fáciles: había que compaginar la música con la supervivencia, estar dispuesto a actuar en los más precarios escenarios y aprovechar la más pequeña oportunidad para darse a conocer, ni que fuese en círculos reducidos o en certámenes de aficionados.
A los 21 años, mientras actuaba en el restaurante Amanecer Tapatío (cantando tanto en el escenario como entre las mesas), debutó en el programa de televisión La Calandria Musical, donde ganó su primer sueldo como cantante: 35 pesos. Ello le hizo plantearse su futuro profesional y decidió dejar sus demás actividades para llegar a ser cantante y actor. Con este objetivo se trasladó a vivir a Ciudad de México y actuó durante una temporada en la formación Mariachi Amanecer.
Después de estos conciertos, Vicente Fernández participó en el grupo Mariachi Aguilar con Felipe Arriaga y se presentó en el Teatro Blanquita de México. También entró a trabajar en Televisa, donde conoció a Raúl Velasco, y empezó a ser apreciado y conocido por el público. Su carrera despegó definitivamente cuando la discográfica CBS le ofreció un contrato y grabó su primer álbum, El Fabuloso Vicente Fernández (1965), y alcanzaría un primer momento culminante con ¡Arriba Huentitán! (1972), que contenía el más universal de sus grandes éxitos: Volver, Volver.
Iniciaba así una trayectoria que se prolongaría durante más de cuatro décadas, a lo largo de las cuales Vicente Fernández alternó la interpretación de rancheras y otros géneros tradicionales con temas nuevos. Junto al citado Volver, Volver (1972), cabe destacar Tu camino y el mío (1969), Que Dios te perdone (1977), Mujeres Divinas (1988), Acá entre nos (1992), Aunque mal paguen ellas (2005) y Estos celos (2007). Entre los mejores recuerdos de su carrera musical está un día muy especial: el 15 de septiembre de 1984, cuando cantó en la Plaza Monumental de Toros de México ante más de cincuenta mil personas. Todavía hoy es el único artista que ha conseguido tan magna audiencia. El cantante era ya tan famoso en su país que las emisoras de radio mexicanas instituyeron la celebración cada 15 de septiembre del Día de Vicente Fernández.
Al igual que Pedro Infante, su gran ídolo, la fama adquirida como cantante permitió a Vicente Fernández emprender su carrera en el cine. Debutó en 1971 en la película Tacos al carbón, y tres años después protagonizó y compuso la banda sonora de su primer gran éxito en el celuloide: La ley del monte (1974). Durante veinte años compaginó ambas actividades, llegando a participar en más de treinta películas antes de retirarse del cine en 1991, cuando, por razones de edad, creyó no estar ya en condiciones de dar la suficiente dignidad al charro (el orgulloso y varonil jinete y hombre de campo, con su atuendo tradicional), el personaje que con más frecuencia interpretó.
Su extensísima discografía comprende más de 80 álbumes contando los numerosos recopilatorios y discos en directo. A ello hay que sumarle la aparición en 2002 de Vicente Fernández 35 aniversario, Lo mejor de Lara, un álbum que se realizó en homenaje a su larga y significativa carrera artística y a la obra de un no menos célebre compositor mexicano: Agustín Lara. En 2012, cuando anunció que pensaba retirarse tras una última gira de despedida, llevaba vendidas más de 75 millones de copias de sus discos.
Además de la gran acogida que siempre lograron las rancheras de Vicente Fernández entre su público, el intérprete contaba con un extenso currículum de reconocimientos y homenajes tanto a nivel nacional como internacional, que llegaron en su mayor parte de forma tardía, a partir de la década de 1990. Su álbum Vicente Fernández y las clásicas de José Alfredo Jiménez (1991) le valió el premio Billboard; entre 1989 y 2014 mereció en catorce ocasiones, en diversas modalidades, el premio Lo Nuestro que la cadena Televisa otorga a lo más granado de la música latina; Hollywood le concedió una de sus estrellas en el Paseo de la Fama en el año 1998, ceremonia a la que asistieron cinco mil personas; finalmente, en 2010, obtuvo el Grammy al mejor álbum mexicano por Necesito de ti (2009).