En la madrugada del 20 de febrero de 2025, la ciudad de Cúcuta y su área metropolitana fueron escenario de una serie de atentados que sembraron el pánico entre sus habitantes. Cinco explosiones, registradas en menos de 12 horas, dejaron al menos seis personas heridas y causaron daños significativos en infraestructuras clave.
El primer ataque ocurrió alrededor de las 11:00 p.m. del miércoles en el peaje de Villa del Rosario, ubicado en la autopista internacional que conecta Cúcuta con San Antonio del Táchira, Venezuela. Un vehículo, presuntamente un carro bomba con placas venezolanas, explotó y destruyó por completo las instalaciones del peaje. Entre los heridos se encuentran trabajadores del peaje y un taxista que transitaba por la zona en ese momento.

Simultáneamente, el Centro de Atención Inmediata (CAI) de Villa Antigua, en el municipio de Villa del Rosario, fue objeto de un ataque con explosivos y ráfagas de fusil. Videos difundidos en redes sociales muestran el momento en que individuos armados disparan contra la estructura policial, generando terror entre los residentes locales.
Horas más tarde, hacia las 5:20 a.m. del jueves, otra explosión sacudió el barrio San Rafael de Cúcuta. En esta ocasión, una granada fue lanzada contra el CAI de la Policía Nacional, resultando en un uniformado herido y daños materiales en la infraestructura y vehículos oficiales. Este ataque es particularmente preocupante debido a la proximidad de una institución educativa, lo que obligó a suspender las actividades escolares por seguridad.
Las autoridades locales, encabezadas por el secretario de Seguridad Ciudadana, George Quintero, han condenado enérgicamente estos actos violentos. La Gobernación de Norte de Santander ha ofrecido una recompensa de hasta 100 millones de pesos por información que conduzca a la captura de los responsables. Aunque ningún grupo ha reivindicado oficialmente los ataques, las primeras hipótesis apuntan al Ejército de Liberación Nacional (ELN) como posible autor, dado su historial de actividad en la región.

Estos incidentes se producen en un contexto de creciente tensión en la región del Catatumbo, donde enfrentamientos entre el ELN y disidencias de las FARC-EP han generado una crisis humanitaria sin precedentes. Más de 50,000 personas han sido desplazadas y al menos 63 han perdido la vida en el último mes. La violencia ha comenzado a extenderse hacia áreas urbanas como Cúcuta, exacerbando la sensación de inseguridad entre la población.
Las autoridades han intensificado las medidas de seguridad en la ciudad y sus alrededores, desplegando unidades especiales del Ejército y la Policía en puntos críticos. Además, se ha convocado a un consejo de seguridad para evaluar la situación y coordinar acciones que garanticen la protección de los ciudadanos frente a esta ola de violencia.
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